Giroux es un crítico de la cultura establecida en los Estados Unidos, arraigada a los circuitos del mercado, que presenta como instrumento de socialización en valores democráticos muy
pobres, orientados a la reproducción de los mitos que describen la realidad y la historia norteamericanas. Denuncia los imperios culturales y mediáticos como los causantes de la desaparición del espacio público y el empobrecimiento general de los norteamericanos desde las fases más tempranas de la infancia y la juventud. Los niños y los jóvenes aparecen como objetivo de las industrias, pero también como víctimas de los consumos que éstas les ofrecen.
Al establecer una relación entre los estudios sobre educación y cultura, describe los efectos negativos sobre la socialización cívica en la fase escolar de la impregnación ambiental que despliegan las corporaciones mediático-culturales.
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